lunes, 16 de junio de 2008

EVALUACIÓN "SAN MANUEL BUENO Y MARTIR"


3° TEXTO EVALUACIÓN BIBLIOGRÁFICA:
“San Manuel Bueno y Mártir” (Miguel de Unamuno)
Fecha: 15 y 16 de junio de 2008 desde el Domingo a las 00:00 horas hasta el lunes 16 a las 24:00 horas.

Metodología de presentación:
Lectura personal y analítica. (Puede haber discusión grupal pero el trabajo es personal)
Se redacta un comentario y análisis del significado que deduce cada uno del texto en su conjunto (puede ser entre media y una plana) y que termina con tres preguntas con sus respectivas respuestas (Las preguntas deben ser de manera tal que lleven a un análisis de lo planteado en el texto. No se trata de preguntas textuales. Propender también a las preguntas de
aplicación)

Se evalúa: Comentario síntesis + Preguntas + respuestas +texto a tiempo en el blog personal (lunes 16 a las 24:00


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San Manuel Bueno y Mártir, es una novela escrita por Miguel de Unamuno que cuenta la historia de un pueblo llamado Valverde marcada por la vida de cura, llamado don Manuel, pero también conocido como San Manuel Bueno. La historia es contada por la narradora Ángela Carballino que describe la situación de su familia, y la de su hermano Lázaro, que había emigrado al “Nuevo Mundo” (América) en busca de una oportunidad laboral; éste mandaba dinero regularmente a su madre, y en una de sus últimas cartas pide que Ángela sea internada en un colegio de religiosas, para formarse como una señorita y no como palabras textuales una zafia aldeana, todo esto a su pesar, ya que a él no le atraían mucho las monjas.

Ángela describe toda la magnitud que tenía don Manuel para acumular gente en la iglesia, para que escucharan misa, en la que planteaba una duda sobre la resurrección, la inmortalidad, y todas esas cuestiones sobre las que la gente regularmente no se plantea, cuenta una de las historia mas heroicas de don Manuel - Una vez pasó por el pueblo una banda de pobres titiriteros. El jefe de ella, que llegó con la mujer gravemente enferma y embarazada, y con tres hijos que le ayudaban, hacía de payaso. Mientras él estaba en la plaza del pueblo haciendo reír a los niños y aun a los grandes, ella, sintiéndose de pronto gravemente indispuesta, se tuvo que retirar, y se retiró escoltada por una mirada de congoja del payaso y una risotada de los niños. Y escoltada por Don Manuel, que luego, en un rincón de la cuadra de la posada, la ayudó a bien morir. Y cuando, acabada la fiesta, supo el pueblo y supo el payaso la tragedia, fuéronse todos a la posada y el pobre hombre, diciendo con llanto en la voz: «Bien se dice, señor cura, que es usted todo un santo», se acercó a este queriendo tomarle la mano para besársela, pero Don Manuel se adelantó, y tomándosela al payaso, pronunció ante todos:
-El santo eres tú, honrado payaso; te vi trabajar y comprendí que no sólo lo haces para dar pan a tus hijos, sino también para dar alegría a los de los otros, y yo te digo que tu mujer, la madre de tus hijos, a quien he despedido a Dios mientras trabajabas y alegrabas, descansa en el Señor, y que tú irás a juntarte con ella y a que te paguen riendo los ángeles a los que haces reír en el cielo de contento.
Y todos, niños y grandes, lloraban, y lloraban tanto de pena como de un misterioso contento en que la pena se ahogaba. Y más tarde, recordando aquel solemne rato, he comprendido que la alegría imperturbable de Don Manuel era la forma temporal y terrena de una infinita y eterna tristeza que con heroica santidad recataba a los ojos y los oídos de los demás1.

A medida que avanza la narración, Ángela descubre aspectos de don Manuel que no comprende, lo que le lleva a descubrir, gracias a su hermano Lázaro que había vuelto a Valverde con la idea de llevarse a su madre y hermana a América, la mentira de don Manuel, del la persona que todos veían como “Santo”. Al poco tiempo muere la madre de Ángela, y se establece una relación entre don Manuel y Lázaro, los dos salían por la tarde al lago, que estaba al lado de una montaña. En uno de esos paseos don Manuel confiesa a Lázaro toda la verdad sobre sí, que él no tenía fe, y que no se lo contaba al pueblo para que no se sintieran mal, y también porque el vive para hacer felices a su pueblo, y no matarlos con su verdad -Mira, Angelita, ha llegado la hora de decirte la verdad, toda la verdad, y te la voy a decir, porque debo decírtela, porque a ti no puedo, no debo callártela y porque además habrías de adivinarla y a medias, que es lo peor, más tarde o más temprano. Y entonces, serena y tranquilamente, a media voz, me contó una historia que me sumergió en un lago de tristeza. Cómo Don Manuel le había venido trabajando, sobre todo en aquellos paseos a las ruinas de la vieja abadía cisterciense, para que no escandalizase, para que diese buen ejemplo, para que se incorporase a la vida religiosa del pueblo, para que fingiese creer si no creía, para que ocultase sus ideas al respecto, mas sin intentar siquiera catequizarle, convertirle de otra manera.
-Pero ¿es eso posible? -exclamé consternada.
-¡Y tan posible, hermana, y tan posible! Y cuando yo le decía: «¿Pero es usted, usted, el sacerdote, el que me aconseja que finja?», él, balbuciente: «¿Fingir?, ¡fingir no!, ¡eso no es fingir! Toma agua bendita, que dijo alguien, y acabarás creyendo». Y como yo, mirándole a los ojos, le dijese: «¿Y usted celebrando misa ha acabado por creer?», él bajó la mirada al lago y se le llenaron los ojos de lágrimas. Y así es como le arranqué su secreto2.

Antes de morir, Don Manuel, le dice a Lázaro que su mayor deseo es que la gente tenga fe y, así, mantenga su esperanza; a pesar de que el no la tenga. Le dice que no se lo cuente a nadie porque rompería con las esperanzas de todo el pueblo y para Don Manuel, era tan importante creer en la vida como creer que hay algo después de la muerte. Pide que le lleven a la iglesia para realizar su última misa y poder despedirse de su pueblo. -Luego, con el crucifijo que tenía en la mano dio la bendición al pueblo, llorando las mujeres y los niños y no pocos hombres, y en seguida empezaron las oraciones, que Don Manuel oía en silencio y cogido de la mano por Blasillo, que al son del ruego se iba durmiendo. Primero el Padrenuestro con su «hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo», luego el Santa María con su «ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte», a seguida la Salve con su «gimiendo y llorando en este valle de lágrimas», y por último el Credo. Y al llegar a la «resurrección de la carne y la vida perdurable», todo el pueblo sintió que su santo había entregado su alma a Dios. Y no hubo que cerrarle los ojos, porque se murió con ellos cerrados. Y al ir a despertar a Blasillo nos encontramos con que se había dormido en el Señor para siempre. Así que hubo luego que enterrar dos cuerpos3.

Ángela después la muerte de su hermano, decide escribir todo lo que sabe, cuando la piden que lo cuente todo sobre Don Manuel, para su beatificación, aunque ella lo escribe esperando que nadie lo lea y descubra el secreto de Don Manuel.

1.- ¿Por qué la novela se llama San Manuel Bueno y Mártir?
Se le llama así ya que habla de la vida de un párroco entregada al servicio de los demás, a ayudar a todos los habitantes de Valverde. San Manuel Bueno porque este hombre dedico su vida a hacer felices a toda la gente del pueblo; y Mártir porque como su significado lo dice “Persona que padece y muere por la religión”, don Manuel aunque no creía en la religión se guardo ese secreto y se encargo de infundir el evangelio cargando esa “cruz” de no creer en lo que el mismo les decía los demás. «¿Pero es usted, usted, el sacerdote, el que me aconseja que finja?», él, balbuciente: «¿Fingir?, ¡fingir no!, ¡eso no es fingir! Toma agua bendita, que dijo alguien, y acabarás creyendo». Y como yo, mirándole a los ojos, le dijese: «¿Y usted celebrando misa ha acabado por creer?», él bajó la mirada al lago y se le llenaron los ojos de lágrimas. Y así es como le arranqué su secreto4.

2.- Aunque muchas veces se diga que la mentira es mala… ¿Hubiese seguido siendo lo mismo la vida de los habitantes de Valverde?
A mi parecer creo que no porque ellos vivían de esa manera gracias a la gran mentira que don Manuel tuvo oculta hasta el final de sus días, quizás muchos de sus “feligreses” hubieran dejado de ser felices y hubieran cuestionado sus vidas, y don Manuel ya no hubiese sido ni Santo ni Mártir. A veces, es más fácil vivir una mentira que enfrentar la verdad y en el caso de don Manuel era mas fácil fingir que creía mas que por los demás, era por el porque al hacer creer a los demás se senita pleno. - «Pero, Don Manuel, la verdad, la verdad ante todo», él, temblando, me susurró al oído -y eso que estábamos solos en medio del campo-: « ¿La verdad? La verdad, Lázaro, es acaso algo terrible, algo intolerable, algo mortal; la gente sencilla no podría vivir con ella». «¿Y por qué me la deja entrever ahora aquí, como en confesión?», le dije. Y él: «Porque si no, me atormentaría tanto, tanto, que acabaría gritándola en medio de la plaza, y eso jamás, jamás, jamás. Yo estoy para hacer vivir a las almas de mis feligreses, para hacerles felices, para hacerles que se sueñen inmortales y no para matarles5.

3.- ¿Qué tiene que ver el tema de esta novela con los contenidos impartidos en la asignatura?
El tema de esta novela a mi parecer seria la “la duda existencial del hombre”, y esta ligada a la asignatura porque nuestra mente es capaz de preguntarse el porqué de las cosas e incluso el porqué del porqué, hecho que nos obliga a tantear respuestas para intentar tranquilizar nuestra conciencia y dotar de cierta tranquilidad a nuestro "espíritu pensante", de hecho las distinta religiones serian como una defensa creada por lo hombres, ya que el hombre necesita creer en algo, en un Dios.


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(1) San Manuel Bueno y Mártir, Unamuno, Pagina 6
(2) San Manuel Bueno y Mártir, Unamuno, Pagina 10
(3) San Manuel Bueno y Mártir, Unamuno, Pagina 15
(4) San Manuel Bueno y Mártir, Unamuno, Pagina 6
(5) San Manuel Bueno y Mártir, Unamuno, Pagina 10

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